La vida es mejor si es un poco extraña
- Ángela Fdez. de Diego
- 28 oct 2020
- 6 Min. de lectura
La Slow TV es ya un fenómeno con historia. Fue popularizado en 2009 por la Corporación de Radiodifusión de Noruega (NRK) tras la emisión de un viaje en tren de 7 horas de duración. Este género respeta la duración completa del evento que retransmite y aporta un lento ritmo natural muy poco habitual en televisión.
Rebautizado como “la televisión en la que no pasa nada” o “la televisión sin prisas” por la prensa española, el formato se convierte en líder de audiencia cada vez que aparece en la televisión pública del país nórdico. El citado viaje en tren dio forma a un programa de 7 horas en el que se disfrutaba de un recorrido desde Bergen, la segunda ciudad más importante del país, situada al oeste, hasta Oslo, la capital. Un viaje de más de 450 kilómetros emitido en su integridad. Esta retransmisión, que se realizó con motivo del centenario del ferrocarril, tuvo más de un millón de espectadores y una gran acogida por parte del público. Thomas Hellum, productor de televisión noruego, asegura que la idea se les ocurrió después de haber hecho un programa de radio que reconstruía la invasión alemana a Noruega en 1940, durante la noche, en el mismo momento en que había ocurrido. A partir de ahí, trasladaron la idea a la televisión.
La grabación del programa del tren se realizó con 4 cámaras (una frontal en la propia locomotora, que permitía ver las vías, y otras tres en los laterales de los vagones, enfocando el paisaje de alrededor). En el trayecto hay 160 túneles, momentos aprovechados para introducir algunas imágenes de archivo. El programa se emitió en el segundo canal de la televisión pública (NRK2) y batió récords de audiencia. Fue también un éxito en redes sociales.
Una semana después, comenzaron a organizar el siguiente proyecto, esta vez en directo. El viaje en el crucero Hurtigruten, desde Bergen hasta Kirkenes, al norte del país. Eran 3000 kilómetros de costa, un trayecto con 120 años de historia. Otro éxito. Fueron más de 130 horas de programa emitidas en junio de 2011. Durante siete días, los productores se embarcaron literalmente en la aventura de grabar este trayecto, interactuando con los espectadores a través de las redes sociales y enfocando, en consecuencia, hacia los puntos más solicitados.
El propio Thomas Hellum explicó en una charla TED grabada en 2014 y titulada "La televisión más aburrida del mundo... y por qué es divertidamente adictiva", cómo realizaron esa grabación. Convirtieron la sala de conferencias del buque en la sala de control. Utilizaron 11 cámaras. Durante la emisión del programa, la televisión pública fue ofreciendo documentos exclusivos en su web. Este documental forma parte del libro Guinness de los récords por ser el más largo de la historia. Tuvo más de 3 millones de espectadores, una enorme cifra si se tiene en cuenta que en Noruega solo hay 5 millones de habitantes.
La Slow TV noruega comenzó pronto a popularizarse fuera de sus fronteras. Richard Gizbert, periodista canadiense, lo presentaba así en un reportaje sobre el fenómeno: "No hay trama, no hay guion, no hay drama, no hay clímax, y se llama Slow TV".
El siguiente proyecto, emitido en 2014, se llamó Piip-show. Son 14 horas de observación de pájaros enjaulados. Fue emitido durante 87 días en la web. Si alguien cree que este es un formato que no admite sobresaltos, debe saber que en un momento dado una ardilla entra a comerse todas las semillas de los comederos. Los pájaros se quedaron sin merienda y fue lo más comentado en redes sociales.
No se terminan aquí las ideas de Slow TV. Hay muchos más programas disponibles, como un directo durante la pesca del salmón de 18 horas (el primer pez apareció tras tres horas de programa); doce horas de viaje en barco por el canal de Telemark, al sur del país; o el ya famoso programa National Firewood, ocho horas de fuego ardiendo en la chimenea, con edición de mañana, tarde y noche.
Thomas Hellum termina su charla TED con una particular explicación sobre el porqué del éxito de la Slow TV:
"Esto es completamente diferente a otros programas de TV. Llevamos al espectador en un viaje que sucede en tiempo real, y el espectador tiene la sensación de estar realmente allí, en el tren, en el barco, tejiendo... y la razón por la que creo que ocurre es porque no editamos la línea de tiempo. Es importante no editar la línea de tiempo y contar algo con lo que el espectador puede identificarse, y en cierto modo arraigado a nuestra cultura. No planeamos lo que ocurrirá, solo llevamos las cámaras. Lo preparamos y vemos qué ocurre. Hay que dejar que los espectadores inventen sus propias historias. Cuanto más tiempo dejemos una imagen, uno empezará a crear historias en su cabeza. Eso es Slow TV. Pensamos que Slow TV es una buena manera de hacer televisión, y creemos que podemos seguir haciéndolo, no muy a menudo, una o dos veces al año, para dar la sensación de evento. Si la gente sonríe al verlo, es una buena señal, después de todo, la vida es mejor si es un poco extraña."
Los antecedentes de esta "televisión ambiental" no están del todo claros, pero muchos periodistas y expertos coinciden en nombrar los mismos ejemplos. Entre ellos están algunas películas de Andy Warhol, como "Sleep", de 1964, donde se contempla a John Giono durmiendo durante cinco horas; o "Empire", de ocho.
En Canadá también hubo un programa nocturno que ahora es considerado como uno de los pioneros en la introducción del movimiento lento en televisión. Se llamó Night Walk y tuvo varias versiones como Night Ride o Night Moves. Sus episodios fueron repetidos cada noche desde 1986 hasta 1993. También es de destacar un famoso programa que recuerda, y mucho, al National Firewood noruego. Se trata de un show de entre dos y cuatro horas de duración llamado The Yule Log, emitido en la estación de televisión WPIX de Nueva York (canal 11) desde 1966 hasta 1989 y recuperado en 2001. Es un programa que únicamente se podía ver en Nochebuena, en el que se observa arder el fuego en una chimenea acompañado por una navideña banda sonora.
Muchos comparan la Slow TV con los reality show ya que es una situación real en la que, como espectador, nunca sabes qué va a pasar. Piip-Show es una especie de Gran Hermano centrado en la vida animal. La diferencia entre Piip-show y otro documental cualquiera sobre animales es que dentro del formato documental se puede manipular lo que se muestra en pantalla a través del montaje. En el caso de la Slow TV, la espontaneidad con la que se captan las imágenes es única.
En agosto de 2016 Netflix incluyó en su catálogo once programas noruegos de Slow TV tras adquirir de la NRK los derechos de emisión. Los responsables de estos contenidos opinan que el secreto del éxito de este formato reside en la necesidad de los espectadores de reaccionar de alguna manera al mundo en el que vivimos. Los medios sociales y la tecnología obligan a menudo a dejar de lado lo realmente importante, a la distracción de un mundo real que se pierde de vista muy fácilmente. Aunque no todos los espectadores de Slow TV lo perciben de igual modo, se cree que la mayoría consumen el género por su función ambiental, como excusa para quedar con amigos o familia y mantener conversaciones, vivir algo juntos mientras el fuego está ardiendo en la pantalla de sus televisores.
Conforme pasa el tiempo y el movimiento slow gana presencia en la vida de los ciudadanos, son más las televisiones que se suman a la corriente de generar este tipo de programas. En el caso de la NRK, sus productores lo consideraron siempre como una responsabilidad pública. Dado que la cadena es una televisión sin publicidad financiada por la audiencia, debe asumir el riesgo de crear contenido que otras cadenas comerciales no crearán.
Los vídeos y canales de YouTube dedicados al slow movement se multiplican, incluso creando variaciones, como es el caso de Benjamin Bennett, que realiza directos de cuatro horas en los que solo mira fijamente a la cámara y sonríe en completo silencio. Su canal acumula más de 285.000 suscriptores.
La BBC Four emitió en 2017 dos horas de un programa titulado All Aboard! The Country Bus. Fue seguido por un millón de personas. Se trataba del trayecto de un autobús por el norte del país. Sin cortes, únicamente con el sonido ambiente y viendo subir y bajar a los pasajeros. De vez en cuando aparecían en pantalla letreros que informaban sobre algún dato de interés artístico o cultural relacionado con el recorrido. Anterior a este programa, BBC Four ya había emitido Trainspotting (el paso de trenes visto desde el andén de una estación); el paseo en bote por el Kennet and Avon Canal y el camino de una caravana de trineos tirada por renos en el Ártico.
En octubre de 2015, la Slow TV aparecía en España en el canal Barcelona Televisiò (BTV). Una media hora por la tarde y algo más durante la madrugada era el tiempo durante el que se podía ver en este canal desde un acuario hasta un trayecto en metro o un paseo por las calles de la ciudad condal. Todo ello sin cortes ni montaje.

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