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Atalanta, mito feminista

  • Foto del escritor: Ángela Fdez. de Diego
    Ángela Fdez. de Diego
  • 3 jul 2019
  • 5 Min. de lectura

El origen de esta historia es dudoso y su interpretación está repleta de diferentes ideas que se entrecruzan. Lo llamativo aquí es el papel diferenciador de la mujer con respecto a otras historias de la mitología clásica. Los tintes feministas de este mito aparecen pronto, en cuanto se avanza mínimamente en su estudio y se reflexiona sobre las inspiraciones que ha proporcionado a lo largo de la historia. Otras muchas historias, quizás más conocidas que las de Atalanta, existen gracias a ella.


En la historia de la heroica Atalanta existen varios episodios destacables o de especial interés, siendo el de la carrera el más conocido de todos ellos. Como ocurre con prácticamente todos los mitos, el de Atalanta también tiene varias versiones o pequeños cambios en algunos aspectos del relato que varían según quién lo cuente.


A grandes rasgos, la historia de Atalanta es la de una hija de reyes, abandonada por su padre en lo alto de una montaña nada más nacer. Fue amamantada por una osa y en ese ambiente se crió hasta convertirse en una portentosa cazadora. Participó con su amante Meleagro en la cacería del jabalí de Calidón. Él murió tiempo después y ella, obligada a casarse, decidió organizar un reto: solamente se casaría con quien lograse ganarle en una carrera. Atalanta, que se sabía la más veloz, ganaba a todos sus adversarios. Hasta que llegó Hipómenes, que con la ayuda de Afrodita, quien le prestó tres manzanas de oro hechizadas, consiguió ganar a Atalanta y casarse con ella.


La historia de Atalanta termina cuando la pareja, profundamente enamorada, profana con su amor un templo sagrado, por lo que los dioses enfurecidos, deciden convertirlos en leones como castigo. No solamente les convierten en leones para arrebatarles su condición humana, también para separarles por siempre, ya que se pensaba que los leones eran criaturas que no mantenían relaciones entre ellas, sino que lo hacían con los leopardos. El castigo les condena, además, a ser los dos leones que tiran del carro de la diosa Cibeles.


Desde el principio hasta el fin de este mito se podrían incluir pequeños detalles de los que existen infinidad de versiones. En adelante se citarán unos cuantos. En la búsqueda sobre los orígenes de Atalanta solo se encuentra caos. Lo único común a todas las historias que se barajan es que Atalanta es hija de reyes. Algunos creen que es hija de Yaso (Iasus o Jaso) de Arcadia; otros dicen que de Esteneo (o Escoeno) de Beocia; la paternidad también se le atribuye a Ménalo; en versiones más difundidas aseguran que los padres de Atalanta son Atamante, conocido rey de Tebas, y Temisto, pertenecientes ambos a la cultura beocia. En la mayoría de casos se afirma que la madre de Atalanta es Clímene y en todas las versiones se apunta al padre como culpable del abandono, pues solo deseaba hijos varones.


Atalanta fue abandonada entonces en el Monte Partenio donde una osa (en algunos relatos aseguran que fue enviada por Artemisa para proteger a la pequeña) la crió y amamantó hasta que una familia de cazadores decidió acogerla y criarla como a una más de los suyos. Se dice que Atalanta decidió consagrarse a Artemisa, diosa de la caza, los bosques, los animales y protectora de la virginidad, lo que la obligaba a mantenerse virgen. En otras versiones la decisión de Atalanta de mantenerse virgen viene condicionada por la previsión de un oráculo que amenaza con convertirla en animal.


Nuestra protagonista mató con sus flechas a dos centauros que intentaron violarla y su fama de inigualable destreza en el manejo de las armas se difundió enormemente, sobre todo después de que ganase a Peleo, padre de Aquiles, en la carrera celebrada durante los juegos fúnebres en honor de Pelias. Atalanta no solamente era una increíble cazadora sino también una imparable atleta. También participó en la cacería del jabalí de Calidón, donde conoció a Meleagro.


Existen versiones en las que Atalanta consta como la única mujer que partió en la travesía de la búsqueda del vellocino de oro con los Argonautas, otras cuentan que Jasón impidió que Atalanta embarcase en la expedición para evitar posibles enfrentamientos entre el resto de la tripulación por ser ella, precisamente, la única mujer.

"The race between Atalanta and Hippomenes", Noél Hallé. Pintado entre 1762 y 1765. Museo del Louvre

El reto de la carrera para conseguir casarse con ella es creado por la propia Atalanta para evitar pretendientes, debido a la maldita predicción del oráculo sobre la conversión en animal. Aunque muchos se presentan, extasiados por la belleza de la cazadora, ninguno logra vencerla, lo que conlleva en consecuencia la muerte a manos de la propia Atalanta, tal como aparece en muchos relatos. Sin embargo, no tarda en aparecer Hipómenes (o Melanión, según la versión). Este joven, que estaba realmente enamorado de Atalanta, recibió la ayuda de Afrodita para conseguir conquistarla. La diosa del amor le dio tres manzanas de oro hechizadas procedentes del Jardín de las Hespérides que iría tirando a Atalanta en diferentes puntos de la carrera, con las que la corredora se distraería increíblemente dejándose adelantar por Hipómenes.


Hay quien le da un valor concreto a cada una de las manzanas que Hipómenes lanza para distraer a Atalanta y así poder vencerla. Dicen que la primera manzana representa la conciencia del paso del tiempo, pues al verse reflejada en ella, Atalanta se da cuenta de cómo será al envejecer. La segunda manzana representa la conciencia de la importancia del amor, explicando así que Atalanta se queda paralizada por los recuerdos que le sobrevienen de su fallecido amante Meleagro. Y, por último, la tercera manzana representa el instinto de procreación y creatividad, lo que definitivamente hace que Atalanta decida pararse a recoger esta manzana y dejarse ganar por Hipómenes.


Este episodio es el más destacado de la historia de Atalanta y, a fin de cuentas, el que condiciona el resto de su vida. A pesar de esto, la historia muchas veces es presentada como el Mito de Hipómenes o Mito de Melanión en lugar de como el Mito de Atalanta.

Existen varias versiones sobre lo que sucedió después. Se sabe que la pareja, realmente enamorada, fue convertida en leones por alguna divinidad enfurecida. Sin embargo, en algunos textos se dice que fue Zeus quien lo hizo por profanar uno de sus templos; otros dicen que fue Cibeles quien les condenó a tirar de su carro por falta de respeto a los lugares sagrados; y otros simplemente aseguran que fue Afrodita, quien enfadada por la falta de agradecimiento por parte de Hipómenes al favor que ella le había concedido, decidió arrebatarle la felicidad a la joven pareja.


En cuanto a la descendencia de Atalanta, esta dio a luz a un hijo llamado Partenopeo, que participó en la expedición de Los siete contra Tebas, aunque no está claro que este hijo sea fruto de su matrimonio con Hipómenes.


En Epidauro está la Fuente de Atalanta, una roca de donde se dice que brotó el agua cuando Atalanta lanzó una flecha contra ella al tener sed después de venir de una cacería.


Estos últimos detalles no suelen formar parte de la narración del mito de Atalanta, por ser datos insignificantes para lo que realmente la historia cuenta.



"Atalanta" de John William Godward. (1892)

 
 
 

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